Por lo civil o por lo militar

Publicado el 3 de enero de 2025, 8:03

Equipo de redactores

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Uno de los fundamentos formales de los sistemas “democráticos” es la separación de poderes entre el ejecutivo (gobierno), el legislativo (parlamento) y el judicial. Con ello se buscaba maquillar al menos la “mano invisible” de las elites empoderadas que en definitiva controlan todas las instituciones, y dar la sensación a los ciudadanos de independencia y resistencia a la corrupción que anida en toda estructura de Poder. La verdad es que la cacareada separación de poderes no ha ocurrido nunca ni siquiera en los inicios de los regímenes representativos más inocentes, como el norteamericano de 1787 o en los más radicales, como el francés de 1791.

 

Actualmente, la manera normal de ejercer la gobernanza es por decreto ley. Más del 70% de las acciones gubernativas se hacen saltándose a la torera la consulta y deliberación del órgano sede de la “voluntad popular”, el parlamento.1 Pues bien. La democracia-ficción que han estado proyectando en sesión contínua en el viejo continente parece que ahora toca a su fín y se van a ir encendiendo las luces del auditorio.

 

Este último decenio se ha vivido en Europa un lento pero inequívoco desplazamiento a posiciones políticas autoritaristas y totalitarias, espoleadas decisivamente por el aldabonazo que supuso la reactivación de la amenaza rusa a partir de la invasión de Crimea ha obligado a los dirigentes a acabar definitivamente con la ilusión legalista en el viejo continente.

 

El nuevo curso de los acontecimientos, que se veía venir dada la debilidad económica, militar y sobre todo moral de Europa, se ha demorado hasta lo indecible por parte de las elites, principalmente por el gran rédito político que la ideología bienestarista ha aportado a la estabilidad social entre las clases explotadas impositivamente, pero también porque la fragmentación y división interna en el seno del área Schengen ha impedido actuar al unísono ante la creciente amenaza del oso ruso.

 

En toda Europa el salto de gigante hacia la militarización se ha dado casi sin solución de continuidad. Los gastos en “defensa” se han multiplicado exponencialmente2, y se ha comenzado a incorporar el servicio militar obligatorio en países que hasta la fecha lideraban el movimiento de masas del pacifismo, la desnuclearización y la no violencia3.

 

Pues bien, en el Estado español las cosas parece que van más despacio. La razón seguramente radique en dos peculiaridades algo singulares respecto del espectro político-ideológico europeo. Por un lado, es el único país con un gobierno socialista-progresista4 que aun habiendo tenido una larga tradición de sevicia hacia sus votantes, corren el riesgo de nuevo de colapsar, como estuvo a punto de suceder en 2010, en caso de hacer una propuesta abierta sobre la vuelta del servicio obligatorio. Por otro lado, y tal vez la más importante, el montaje ideológico para empoderar al sector femenino podría igualmente hacer aguas en cuanto el idílico Estado rosa conciliador demandase el cambio de color al caqui cuartelero para las mujeres.

 

¿Cómo conciliar esta urgente necesidad hacia lo castrense, que la razón de estado exige sin más dilaciones, habida cuenta de la rapidez con que se están desarrollando los acontecimientos en los multifrentes abiertos? Por un lado, con un cambio de gobierno que exonere al progresismo de ser el chivo expiatorio antipopular en la introducción de estos cambios belicistas. Por otro, con la progresiva introducción en la sociedad de militares de alta graduación, bien instruidos en la gestación de un proceso de toma del poder ejecutivo, de manera gradual, que puedan monitorizar desde dentro las estructuras políticas civiles.

 

Respecto de la primera parte, el acoso y derribo del partido en el gobierno ya lleva buen ritmo. Los escándalos salen cuando interesan, y el dossier sobre los trapicheos de Begoña Gómez, mujer del presidente, así como las desvergonzonerías del ministro de Fomento Abalos, el que mayor presupuesto maneja, han sido curiosamente ahora sacadas a la luz, para acelerar el proceso ya avanzado de desprestigio del Partido Socialista, y sustituirle en breve por otra propuesta partidista más de Orden y seguridad explícita (porque de manera implícita, los gobiernos de izquierda han sido tanto o más belicistas en inversiones y campañas militares, copiando a su homólogo demócrata estadounidense).

 

Ahora bien, el problema es que en todos los frentes políticos de la derecha también hay bastante desgaste, dada la nefanda y delictiva gestión de la gota fría por parte del PP y su socio Vox en Valencia. Con lo que ante la situación de desamparo entre los partidos tradicionales, la inteligencia militar ha decidido incorporar sin ningún tipo de tapujos a sus cuadros en la sociedad civil.

 

Aprovechando la situación de escenario de guerra que se ha creado en la huerta de valencia, se ha designado al teniente general Gam Pampols para “dirigir” la reconstrucción. En un lisonjero artículo5, se expone que los métodos expeditivos de esta alta figura militar solucionan rápidamente los problemas burocráticos, dando a entender que la metodología castrense de dirigir la sociedad es eficaz y benefactora.

 

Por otro lado, un grupo de oficiales de alta graduación han decidido inscribir un partido llamado “Avante”, también conocido como el partido de los coroneles, donde todos ellos forman la dirección, ante los problemas insolubles de la partitocracia nacional y el nivel de desafección popular ante las propuestas clásicas, tratando de aprovechar las inquinas económicas entre autonomías para proponer la clásica idea de una patria indisoluble y poderosa 6

 

Pero tal vez la mayor apuesta que a día de hoy sigue jugando la inteligencia militar española es el coronel Pedro Baños. Haciendo méritos de popularidad personándose con la disidencia controlada de Iker Jiménez en el desastre valenciano, el coronel sigue en su inquebrantable labor de aunar fuerzas de todo el espectro ideológico, con la única condición de que sean leales a “España” (sic) para en su momento entrar en la escena democrática. Sus anhelos, como no puede ser de otro modo, son claramente imperialistas, y por eso está tanteando a los “países hermanos” de Hispanoamérica a conformar una gran coalición, liderada claramente por España, para hacer frente a la colisión entre las distintas potencias (anglosajonas, chinas, rusas e hindúes), postulando la propuesta hispana como una más en un futuro panorama fragmentado, y también porque el 30 % del contingente de tropa español está compuesto por jóvenes oriundos de esos países de Sudamérica. Su nuevo libro “Geohispanidad” así lo expone sin tapujos.

 

Sin embargo, la guerra actual no es igual que las sufridas hace 70 años en Europa.

 

En este nuevo tipo de enfrentamiento contemporáneo, donde lo que se conquista ahora son sobre todo las mentes, la rentabilidad y la seguridad del Poder queda menos expuesta que en la vieja manera de enfrentarse. Todos los conflictos bélicos han acabado en situaciones insurreccionales y prerrevolucionarias, y por eso los prebostes de la inteligencia militar son los más pacifistas, es decir, los que optan por mantener a la gente con la cabeza gacha mirando el plato de garbanzos en vez de tener la mira en el fusil, porque el pueblo armado tienen un alto componente de imprevisibilidad.7 Por eso el coronel sigue siendo comedido con sus ínfulas de arrogancia castrense y prefiere mantener un perfil bajo, hasta que pueda rearmarse y pertrecharse el ejército lo suficiente, sobre todo insuflando la idea entre la masa votante de lo provechoso de recuperar el espíritu guerrero y patriótico. Ello conlleva de nuevo una recuperación de ciertas ideas de sobriedad y austeridad propias del estoicismo que casen con la futura economía de guerra en ciernes8.

 

Ante estas inequívocas muestras de progresiva cooptación de la estructura política “democrática” por parte de los militares, el pueblo debe pronunciarse.

 

Desde la RI hemos estado denunciando la farsa democrática constitucional como una dictadura de facto de los multipoderes fragmentados en áreas (económicas, políticas, culturales, mediáticas, sanitarias, judiciales, etc), que se vertebran en torno al eje fundamental del Estado, el ejército. No es ninguna sorpresa por tanto esta deriva al traje de campaña en momentos donde los diferentes grupos de las elites están viendo comprometidos sus intereses de clase dirigente por parte de otras potencias ascendentes. La forma solapada con que la dirección del Alto Estado Mayor vaya situándose en puestos de privilegio para dirigir la sociedad española desde las esferas democráticas se ha mostrado eficaz en la historia para no soliviantar en exceso a las voluntades populares (Musolini y Hitler llegaron al Poder con el voto de sus ciudadanos).

 

Ante esta situación, debemos plantar batalla al partido de la guerra. Debemos generar un estado de ánimo claramente beligerante contra las intenciones homicidas de los ejércitos estatales que buscan preservar los intereses corporativos de elites deshumanizadas, debemos denunciar sus estrategias políticas de incorporación a la sociedad civil y sus campañas ideológicas de seducción, pero debemos también combatir la ingenuidad de la solución pacífica del conflicto social entre estado y pueblo, y reclamar de este último que se prepare para enfrentarse físicamente en un futuro a los que quieran arrebatar a hijos e hijas e incorporarlos a sus estructuras de muerte institucionalizada como son los ejércitos, de múltiples formas y maneras, hasta que haya una correlación de fuerzas óptima para una confrontación abierta que intente acabar con la tiranía estatal sobre la soberanía popular.

 

 

1 “Gobernar o legislar por decreto ley” 14/03/19 Rafael Jiménez Asensio , Blog Hay Derecho.

 

2 En Alemania se ha aumentado casi el 50% el gasto militar, en Francia el 30% y países tradicionalmente desmilitarizados como Austria ha vuelto a invertir en “Defensa” sumas colosales.

 

3 En los años 80 y 90 los Verdes ( Die Grúnen) de Alemania era el ejemplo inspirador del movimiento antibelicista y antinuclear europeo. Hoy se han convertido en el partido más militarista de toda Europa.

 

4 “la fusión de la derecha” Le monde diplomatique junio 24.

 

5 “por una grosse koalicion entre el general Pampols y el comisionado Angel” El confidencial 16/12/24.

 

6 “el partido de los coroneles: los oficiales retirados que quieren evitar una guerra civil” el confidencial 01/12/24.

 

7 El ejemplo más intuitivo fue la jornada de confraternización que ocurrió en el frente de Verdun en la IGM, cuando soldados ingleses, franceses y alemanes intercambiaron regalos y comida, e incluso jugaron un partido de fútbol, ante la desesperación de los mandos.

 

8 “el estoicismo está de moda” Graciela Gioberchio. Infobae 07/11/23

 

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