Por Ruth Barberán, lectora de VyR
Tiempo estimado de lectura: 12 min
Amistad con uno mismo
Podemos ser nuestros más íntimos amigos, porque
sólo nosotros vivimos las 24h del día con nosotros mismos.
Esta amistad también se tiene que cultivar, abonar
y regar para que crezca.
Dedicar un rato a escribirnos a nosotros mismos
nos ofrece la posibilidad de:
. describir lo que sentimos, incluyendo lo que sentimos
cuando estamos solos (sin hacer nada);
. describir lo que recordamos de nuestros sueños;
. lo que nos causan nuestras adicciones, ya sea
a una substancia o a una actitud;
. lo que nos ocurre con aquella o aquellas
personas con las que mantenemos nuestro
pensamiento solitario, en conflicto cotidiano;
. lo que nos pasa cuando nos relacionamos con los demás.
También para expresar nuestros miedos, como el
miedo a parar de hacer, sólo por miedo a pensar
en todo esto.
De esa manera podremos también releer nuestras
palabras una vez escritas, posibilitando la reflexión
inmediata, así como al cabo de cierto tiempo, obteniendo una mayor perspectiva.
Siguiendo las pautas de los versos áureos y los símbolos de los pitagóricos,
por la noche, podemos cerrar el día preguntándonos:
¿Qué hice?
¿En qué falté?
¿Qué dejé de hacer que debiera haber hecho?
Sin embargo, un símbolo, reza: NO OS ROÁIS EL CORAZÓN
“Este símbolo es una invitación a limpiarse interiormente, a librarse del paiós, de los detritus de la conciencia, a echar fuera a toda forma corrosiva de remordimiento.
Si se ha faltado, en vez de deprimirse y reconstruir como una pesadilla, la falta, revitalizando y dando fortaleza a una forma mental negativa, la fórmula pitagórica proponía su anulación en la misma raíz de la mente, cercenando su causalidad. Al anular, con propósito mantenido, esa causa, se desvitaliza el propósito, poco a poco, de reincidencia, por mimetismo o costumbre adquirida, haciéndose, uno, más transparente al vigilante yo superior.”
Y otro dice que por la mañana, podemos BORRAR LA HUELLA DE NUESTRA CAMA
“El pitagórico, hombre o mujer, tenía la costumbre de rehacer su propio lecho cada mañana al levantarse con el alba.
Sacudía su colchón y borraba así la impronta de su propia forma dormida. Esa costumbre tenía una doble significación, también, induciendo, dentro del lenguaje simbólico de los diarios acontecimientos, a renovarse cada día. a no dormirse sobre las formas mentales y el estado de alma del día anterior, sino a superarse, sacudirse las huellas de la rutina. Era, en suma, una invitación a desprenderse y renunciar sin apego a los hechos pasados, a volver a ser, renacer con el día, de nuevo, con el alba luminosa, al despertar cada mañana.”
Amistad con la pareja
La pareja sin amistad cojea.
Si se cuida esta relación, dentro de la otra,
puede permanecer en el tiempo, en la mayoría de los casos.
Con casi total probabilidad, la persona con la que compartimos
el techo, el lecho, el sexo y los hijos (si es el caso),
será la que mejor nos conozca en todas nuestras facetas.
Además, como nos ama, será, si estamos abiertos a ello,
quien más pueda ayudarnos a corregir la deriva respecto a nuestros valores,
que nos pueda acontecer a lo largo de la vida, por descuido, autoengaño, desconocimiento o, sencillamente, por atravesar una mala época.
Y viceversa.
Amistad íntima entre amigos
Hablar con un par de amigos, a los que sentimos como íntimos.
Cuando hablo de relaciones de amistad íntimas, me refiero a aquellas que, justamente, sin compartir el sexo, son relaciones profundas.
Abiertas a los cambios propios y de la otra persona.
Arriesgadas a la hora de hacerle saber al amigo lo que vemos desde fuera.
Íntimas en el sentido de poder compartir lo que nos es más difícil de explicar, incluso a nosotros mismos…
por vergüenza, por miedo, por pudor,
por el propio desconocimiento, debido al autoengaño, etc.
Dejarnos sentir.
Una cosa es lo que decimos que sentimos y otra, lo que sentimos.
Lo que sentimos incluye lo que preferiríamos no sentir.
Reflexionar.
Con la ayuda de estos verdaderos amigos, conseguir el propósito de vernos, en serio.
Conocer lo que somos realmente y también, lo que queremos ser.
Mejorar como individuos.
Mejorar el mundo en nuestra propio ser, que es lo único que está en nuestras manos, realmente.
Considero que nos hace bien poder tener al menos una amistad con alguien de nuestro propio sexo y otra, con alguien del contrario.
Ambas relaciones convienen.
Con respecto a la amistad, en los Versos Áureos, los pitagóricos decían:
"Escoge por amigo al más destacado en virtud.
La persona de un padre o de un hermano debe requerir nuestro respeto,
pero a los demás mortales sólo la virtud los hace respetables.
En la elección de amigos, por tanto, actúa la discriminación, la auto
elección, la norma impuesta y el libre albedrío.
La posesión de un amigo representa, en cierto modo, un acto creador, un
producto de nuestra voluntad.
...
De los comentarios de otros discípulos directos se infiere el consejo
del maestro de que una vez establecida una amistad se debe escribir en
la arena las faltas posibles del amigo. O sea que, al mismo tiempo que
disculpamos sus errores debemos ayudarle a superarlos.
El amigo verdadero constituye el mayor privilegio, el mayor tesoro que
la vida puede ofrecernos.
Los pitagóricos han sido los que más altamente han valorado la amistad.
Atiende sus dulces advertencias y aprende sus ejemplos. Discúlpale sus
faltas mientras puedas, evitando todo juicio severo, ya que lo posible
se halla cerca de lo necesario."
Por otro lado, en los Símbolos, decían:
"No deis la mano enseguida.
El maestro aconsejaba ser muy cauto en conceder la amistad.
Casi tanto como en el amor.
Precisamente porque consideraba la primera como un don divino, como el
lazo permanente e indestructible que une a las almas, esta super
valoración de la amistad exigía naturalmente un largo periodo de
prueba. Una controlación de múltiples reacciones, un proceso a fondo. Ya
que la amistad fácilmente entablada, en la mayoría de los casos, se
deshace con la misma facilidad con la que se contrajo.”
El elogio a la amistad como herramienta
Para poder avanzar en la propia labor, con respecto a nuestra revolución integral más interior.
Nuestra lucha individual contra todo lo que rechazamos…
pero que en nosotros también existe porque todavía
lo sentimos, lo hacemos, lo somos.
Nuestra lucha individual, sin dejar de ser individual, puede convertirse también en colectiva, si nos abrimos a nosotros mismos, primero.
Y después, como mínimo, a un par de personas que sabemos que nos aman y a las que amamos, que nos conocen más o menos y que confiamos en sus criterios de observación de lo que llamamos realidad.
Esa otra lucha, la colectiva que a través de la amistad entre personas, ofrece soporte a nuestras revoluciones particulares en transición, será un empuje de crecimiento personal exponencial.
Como colectivo de individuos afines a unos principios, hemos ido creciendo, seguimos creciendo en un sentido cualitativo.
Si ahora que hace tiempo que compartimos un montón de vivencias, pensamientos, sentimientos, proyectos, recursos, herramientas, relaciones personales cotidianas... tomamos conciencia de la necesidad de vernos a nosotros mismos y de cómo los demás nos pueden ayudar a ser mejores (aunque siguiendo nuestro propio criterio), seguiremos haciendo crecer en la dirección que nos proponemos, ese conjunto de seres humanos que ya somos.
Ruth Barberán García
Citas del libro extraídas de:
Los Versos Áureos, los Símbolos y el Hieros Logos
Josefina Maynadé
Escrito en diciembre de 2013 en el seno de la Cooperativa Integral Catalana y reescrito en septiembre de 2023 a raíz del 7º encuentro de la Revolución Integral.
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